lunes, 30 de marzo de 2009

Carlos Cano



Después de mucho tiempo he vuelto a escuchar la voz temblorosa de Carlos Cano, con su acento "granaíno"; he vuelto a recordar las tardes en Granada cuando, por primavera ,paseaba por la Plaza Bibarrambla, con su hijo cargado en los hombros; especialmente alto y gallardo, parecía un descendiente de los primeros árabes que se asentaron en la ciudad. Tuve ocasión de oírle en un concierto en Albacete, cuando rebosaba juventud y nada hacía vislumbrar el final tan rápido que tuvo. Su poesía me traslada a aquellos años en los que Granada era la cuna de mis sentimientos. Hoy, después de tanto tiempo, el olor de azahar de Plaza Nueva, me acompaña. Volveré.

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